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El cáncer de tiroides es un tipo de tumor que con mayor frecuencia tiene cura cuando su tratamiento se inicia muy temprano, por lo que es importante estar atento a los síntomas que pueden indicar el desarrollo de cáncer, especialmente:
- Bulto o bulto en el cuello, que generalmente crece rápidamente;
- Hinchazón en el cuello debido a aguas dilatadas;
- Dolor en la parte delantera de la garganta que puede irradiarse a los oídos;
- Ronquera u otros cambios en la voz;
- Dificultad para respirar, como si algo se atascara en la garganta;
- Tos constante que no acompaña a un resfriado o gripe;
- Dificultad para tragar o sensación de atasco en la garganta.
Aunque este tipo de cáncer es más común a partir de los 45 años, siempre que aparezca alguno de estos síntomas, siendo el más común la palpación de un bulto o bulto en el cuello, se recomienda consultar a un endocrinólogo o cirujano de cabeza o cuello para que se lo realice. pruebas de diagnóstico, identificar si existe algún problema con la tiroides e iniciar el tratamiento adecuado.
Sin embargo, estos síntomas también pueden indicar otros problemas menos graves como reflujo gastroesofágico, infecciones respiratorias, problemas en las cuerdas vocales e incluso quistes o nódulos tiroideos, que suelen ser benignos y no presentan ningún peligro para la salud, y deben ser investigados. porque en la mayoría de los casos, el cáncer de tiroides no causa síntomas.
Vea también los signos que pueden indicar otros cambios en la tiroides: Síntomas de la tiroides.
Cómo diagnosticar el cáncer de tiroides
Para diagnosticar el cáncer de tiroides es recomendable acudir al endocrinólogo para observar el cuello del individuo e identificar cambios como hinchazón, dolor o la presencia de un nódulo. Sin embargo, también es importante realizar un análisis de sangre para comprobar las cantidades de las hormonas TSH, T3, T4, tiroglobulina y calcitonina, que cuando se alteran pueden indicar cambios en la tiroides.
Además, es necesario hacer una ecografía de la glándula tiroides y aspiración con aguja fina (PAAF) para confirmar la presencia de células malignas en la glándula, lo que realmente determina si se trata de cáncer.
Las personas diagnosticadas con cáncer de tiroides de bajo riesgo suelen tener valores normales en los análisis de sangre, por lo que es tan importante realizar la biopsia siempre que el médico lo indique y que se repita, si esto indica un resultado no concluyente, o hasta que se compruebe que es de un nódulo benigno.
En ocasiones, la certeza de que se trata de un cáncer de tiroides solo ocurre después de la cirugía para extirpar el nódulo que se envió al laboratorio de análisis.
Qué tipos de cáncer de tiroides
Hay diferentes tipos de cáncer de tiroides que varían según el tipo de células afectadas. Sin embargo, los más comunes incluyen:
- Carcinoma papilar: es el tipo de cáncer de tiroides más común, representa alrededor del 80% de los casos, suele desarrollarse muy lentamente, siendo el tipo más fácil de tratar;
- Carcinoma folicular: es un tipo de cáncer de tiroides menos frecuente que el papilar, pero también tiene buen pronóstico, siendo fácil de tratar;
- Carcinoma medular: es raro, afecta solo al 3% de los casos, siendo más difícil de tratar, con menos posibilidades de curación;
- Carcinoma anaplásico: es muy raro, afecta aproximadamente al 1% de los casos, pero es muy agresivo, casi siempre fatal.
El cáncer de tiroides papilar o folicular tiene una alta tasa de supervivencia, aunque puede reducirse a la mitad cuando el cáncer se diagnostica en una etapa muy avanzada, especialmente si hay metástasis diseminadas por todo el cuerpo. Así, además de saber qué tipo de tumor tiene la persona, también debe conocer su estadio y si existen metástasis o no, porque esto determina qué tratamiento es mejor para cada caso.
Cómo tratar el cáncer de tiroides
El tratamiento para el cáncer de tiroides depende del tamaño del tumor y las principales opciones de tratamiento incluyen cirugía, yodoterapia y terapia hormonal. En los casos más graves puede estar indicada quimioterapia y radioterapia, pero todos los tipos de tratamiento siempre están indicados por el endocrinólogo o cirujano de cabeza y cuello.
- Cirugía: conocida como tiroidectomía, consiste en extirpar toda la glándula, además de vaciar el cuello, para extirpar los ganglios del cuello que puedan estar afectados. Descubra cómo se realiza la cirugía en: Cirugía de tiroides.
- Reemplazo hormonal: a continuación, se deben tomar medicamentos para reemplazar las hormonas producidas por la tiroides, de por vida, todos los días, con el estómago vacío. Sepa cuáles pueden ser estos medicamentos;
- Quimio o Radioterapia: Puede indicarse en caso de tumor avanzado;
- Toma de yodo radiactivo: Aproximadamente 1 mes después de la extirpación de tiroides, se debe iniciar el segundo paso del tratamiento, que es la toma de yodo radiactivo, que sirve para eliminar por completo todas las células tiroideas y, en consecuencia, todos los rastros del tumor. . Aprenda todo sobre la yodoterapia.
Mira también el siguiente vídeo y descubre qué dieta adoptar para realizar este tratamiento:
La quimioterapia y la radioterapia casi nunca se recomiendan en el caso del cáncer de tiroides porque este tipo de tumor no responde bien a estos tratamientos.
¿Cómo es el seguimiento después del tratamiento?
Después del tratamiento para extirpar un tumor de tiroides, se necesitan pruebas para evaluar si el tratamiento ha eliminado por completo las células malignas y si el reemplazo hormonal es adecuado para las necesidades de la persona.
Los exámenes requeridos incluyen:
- Gammagrafía o PCI - búsqueda de cuerpo completo: es un examen donde la persona toma un medicamento y luego ingresa a un dispositivo que genera imágenes de todo el cuerpo, con el fin de encontrar células tumorales o metástasis en todo el cuerpo. Este examen se puede realizar, de 1 a 6 meses, después de la yodoterapia. Si se encuentran células malignas o metástasis, el médico puede recomendar tomar una nueva tableta de yodo radiactivo para eliminar cualquier rastro de cáncer, pero por lo general es suficiente una sola dosis de yodo.
- Ecografía de cuello: puede indicar si hay cambios en el cuello y los ganglios cervicales;
- Análisis de sangre para TSH y dosis de tiroglobulina, cada 3, 6 o 12 meses, el objetivo es que sus valores sean <0.4mU / L.
Por lo general, el médico solo solicita 1 o 2 gammagrafías de cuerpo completo y luego el seguimiento se realiza solo con ecografía de cuello y análisis de sangre. Dependiendo de la edad, el tipo y estadio del tumor, y el estado general de salud que tenga la persona, estas pruebas pueden repetirse periódicamente por un período de 10 años, o más, a criterio médico.
¿Puede volver el cáncer de tiroides?
Es poco probable que un tumor descubierto temprano pueda diseminarse por el cuerpo, con metástasis, pero la mejor manera de saber si hay células malignas en el cuerpo es realizar las pruebas que el médico solicite, especialmente ecografías y gammagrafías, y tener cierto cuidado como si comer bien, hacer ejercicio con regularidad y tener buenos hábitos de vida.
Sin embargo, si el tumor es agresivo o si se descubre en una etapa más avanzada, existe la posibilidad de que el cáncer pueda aparecer en otras partes del cuerpo, siendo más frecuentes las metástasis en los huesos o pulmón, por ejemplo.