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La hemorragia es la pérdida de sangre que ocurre después de una lesión, accidente cerebrovascular o enfermedad debido a la rotura de vasos en el torrente sanguíneo. La hemorragia puede ser externa, cuando el sangrado se visualiza fuera del cuerpo, o interna, cuando ocurre dentro de alguna cavidad del organismo, como en el abdomen, cráneo o pulmón, por ejemplo.
Dado que el sangrado externo puede provocar una gran pérdida de sangre en poco tiempo, es importante acudir a urgencias lo antes posible, sobre todo si se trata de una herida muy grande o si no para de sangrar después de 5 minutos.
En el caso de hemorragia interna, la hemorragia puede ser más difícil de identificar, pero aún así debe ser evaluada por un médico. Por lo tanto, si se sospecha sangrado, siempre debe acudir al hospital.
Cómo ocurre la hemorragia
La hemorragia ocurre debido a una lesión en diferentes vasos sanguíneos, que se pueden clasificar en:
1. Capilar
Es el sangrado más común, que ocurre a diario, generalmente debido a pequeños cortes o abrasiones, en las que solo se ven afectados los pequeños vasos que llegan a la superficie del cuerpo, llamados capilares.
- Qué hacer: como este tipo de hemorragia es leve y de pequeña cantidad, el sangrado generalmente se detiene solo con la aplicación de algo de presión en el lugar durante 5 minutos. Después de detenerse, puede lavar el área cuidadosamente con agua y jabón y luego cubrir con un apósito limpio y seco.
2. Venoso
Es la hemorragia que ocurre por algún corte grande o más profundo, con sangrado en un flujo continuo y lento, a veces de gran volumen, a través de la herida.
- Qué hacer: este tipo de sangrado solo es grave cuando se llega a una vena de gran calibre, por lo que suele detenerse al comprimir la zona con un paño limpio. Se debe acudir a urgencias porque suele ser necesario realizar una sutura de la herida para que no exista riesgo de infección o sangrado adicional.
3. Arterial
Es el tipo de hemorragia en la que se ven afectadas las arterias, es decir, los vasos que llevan sangre del corazón al resto del cuerpo y, por tanto, tienen sangre de color rojo vivo, con gran flujo e intensidad. El sangrado arterial es el tipo más grave e incluso puede provocar chorros de sangre a lugares alejados del cuerpo y riesgo de muerte.
- Qué hacer: al tratarse de un sangrado severo hay que detenerlo lo antes posible, con fuerte compresión de la zona con paños limpios o con la sujeción de un torniquete, ya que es una hemorragia más difícil de controlar. Debe ir rápidamente a la sala de emergencias o llamar al 192. Si el sangrado proviene de un brazo o una pierna, puede levantar la extremidad para facilitar la sujeción.
El torniquete no debe permanecer mucho tiempo impidiendo la circulación, ya que si está ausente por un período prolongado, puede provocar la muerte de los tejidos de ese miembro, lo que refuerza la importancia de llegar rápidamente a urgencias.
También existe una hemorragia de tipo mixto, que es cuando se llega a más de un tipo de vaso, generalmente por un accidente o un golpe fuerte, y puede ser más difícil de identificar.
Obtenga más información sobre cómo hacer primeros auxilios para hemorragias y otros accidentes domésticos comunes.
Signos y síntomas de sangrado.
Los síntomas que provoca el sangrado dependen no solo del origen, sino también de su ubicación, pudiendo clasificarse en:
Sangrado externo
Cuando el sangrado es externo, su presencia puede notarse fácilmente por la externalización de la sangre. Su cantidad e intensidad depende del tipo de vaso afectado y de si se trata de una región del cuerpo con muchos vasos. Por ejemplo, los cortes en el cuero cabelludo provocan más sangrado, aunque sean pequeños, ya que es una región muy vascularizada.
Hemorragia interna
Cuando es interna puede ser más difícil de identificar, pero los signos que indican la presencia de una hemorragia de este tipo son:
- Palidez y cansancio;
- Pulso rápido y débil;
- Respiración rápida;
- Mucha sed;
- Caída de presión;
- Náuseas o vómitos con sangre;
- Confusión mental o desmayo;
- Mucho dolor en el abdomen, que se vuelve duro.
Si se sospecha una hemorragia interna, se debe acudir a urgencias lo antes posible, para que se realicen los procedimientos o cirugías necesarias para contenerla.
Una de las formas más frecuentes de hemorragia interna es la cerebral, que conduce a la aparición de un ictus hemorrágico. Aprenda a identificar los primeros signos de un accidente cerebrovascular.
Otros tipos de sangrado
También hay algunos ejemplos de hemorragia interna que se externalizan, y los más comunes incluyen:
- En las heces, debido a una lesión en el intestino o hemorroides, por ejemplo, que es un sangrado digestivo menor;
- En la tos, también conocida como hemoptisis, que ocurre debido a infecciones respiratorias, daño pulmonar o cáncer, por ejemplo;
- En el útero, debido a cambios menstruales o fibromas, por ejemplo;
- En la orina, causado por infecciones o cálculos urinarios;
- En la nariz, o epistaxis, por estornudos o irritación de la mucosa nasal, por ejemplo. Sepa qué hacer para detener la hemorragia nasal.
En presencia de estos tipos de sangrados, también se debe acudir a urgencias, para que el médico ordene pruebas que indiquen la causa del sangrado.