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El síndrome de Tourette es una enfermedad neurológica que provoca que las personas realicen actos impulsivos, frecuentes y repetidos, también conocidos como tics, que pueden dificultar la socialización y empeorar la calidad de vida de la persona, debido a situaciones embarazosas.
Los tics del síndrome de Tourette suelen aparecer entre los 7 y los 11 años, comenzando con movimientos simples, como parpadear o mover las manos y los brazos, que luego empeoran, con palabras repetidas, movimientos bruscos y sonidos como ladridos , gruñir, gritar o maldecir, por ejemplo.
Algunas personas pueden suprimir los tics durante situaciones sociales, pero a otras les resulta difícil controlarlos, especialmente si están experimentando estrés emocional, lo que puede dificultar su vida escolar y profesional. Una de las consecuencias habituales es el aislamiento, que provoca un sufrimiento intenso.
Cómo identificar el síndrome
Los síntomas del síndrome de Tourette suelen ser observados inicialmente por los maestros, quienes notan que el niño comienza a comportarse de manera extraña en el aula.
Algunos de estos signos y síntomas pueden ser:
Tics motores
- En un abrir y cerrar de ojos;
- Inclina tu cabeza;
- Encogerte de hombros;
- Toque la nariz;
- Hacer caras;
- Mueva sus dedos;
- Haz gestos obscenos;
- Patadas;
- Sacudiendo el cuello;
- Golpea el pecho.
Tics vocales
- Jurar;
- Hipo;
- Gritar;
- Escupir;
- Cloqueo;
- Quejarse;
- Aullido;
- Limpiar la garganta;
- Repite palabras o frases;
- Utilice diferentes tonos de voz.
Estos síntomas aparecen repetidamente y son difíciles de controlar, y además, pueden convertirse en diferentes tics con el tiempo. Por lo general, los tics aparecen en la infancia, pero pueden aparecer por primera vez hasta los 21 años.
Los tics también tienden a desaparecer cuando la persona está durmiendo, con el consumo de bebidas alcohólicas o en una actividad que requiere una gran concentración y empeoran ante situaciones de estrés, cansancio, ansiedad y excitación.
Cómo confirmar el diagnóstico
Para diagnosticar este síndrome, es posible que el médico deba observar el patrón de movimientos, que suele suceder varias veces al día y prácticamente todos los días durante al menos un año.
No se necesitan pruebas específicas para identificar esta enfermedad, pero en algunos casos el neurólogo puede solicitar una resonancia magnética o una tomografía computarizada, por ejemplo, para comprobar si existe la posibilidad de que exista otra enfermedad neurológica con síntomas similares.
Que causa el síndrome
El síndrome de Tourette es una enfermedad genética, más frecuente en personas de una misma familia y aún no se sabe exactamente cuál es su causa específica. Hay reportes de una persona que fue diagnosticada después de sufrir una lesión en la cabeza, pero las infecciones y los problemas cardíacos también son más frecuentes dentro de la misma familia. Más del 40% de los pacientes también presentan síntomas de trastorno obsesivo compulsivo o hiperactividad.
Como se hace el tratamiento
El síndrome de Tourette no se puede curar, pero se puede controlar con el tratamiento adecuado. El tratamiento debe ser guiado por un neurólogo y generalmente comienza solo cuando los síntomas de la enfermedad afectan las actividades diarias o ponen en peligro la vida de la persona. En tales casos, el tratamiento se puede realizar con:
- Remedios neurolépticos: como Haloperidol o Pimozida, que bloquean los neurotransmisores del cerebro responsables de la aparición de tics;
- Antidepresivos: como la fluoxetina, que reducen los síntomas de tristeza y ansiedad que pueden provocar tics;
- Inyecciones de Botox: se utilizan en tics motores para paralizar el músculo afectado por los movimientos, reduciendo la aparición de tics;
- Fármacos inhibidores adrenérgicos: como la clonidina o la guanfacina, que ayudan a controlar los síntomas conductuales como la impulsividad y los ataques de ira, por ejemplo.
Sin embargo, estos remedios no tratan todos los tipos de tics del síndrome de Tourette y, por lo tanto, también puede ser importante consultar a un psicólogo o psiquiatra para sesiones de psicoterapia o terapia conductual donde se entrenan formas de controlar los tics de la enfermedad.
¿El niño necesita dejar de estudiar?
El niño diagnosticado con síndrome de Tourette no necesita dejar de estudiar, porque tiene toda la capacidad de aprender, como todos los demás que no tienen este síndrome. El niño puede seguir asistiendo a la escuela normal, sin necesidad de educación especial, pero se debe hablar con los maestros, coordinadores y directores sobre el problema de salud del niño para que puedan ayudar en su desarrollo de manera positiva.
Mantener a los profesores, compañeros y padres debidamente informados sobre los síntomas y tratamientos de este síndrome ayuda a que el niño sea entendido, evitando el aislamiento que puede conducir a la depresión. Los remedios pueden ser útiles para ayudar a controlar los tics, pero las sesiones de psicoterapia también son una parte fundamental del tratamiento, porque el niño conoce su problema de salud y no puede controlarlo por completo, sintiéndose muchas veces culpable e inadecuado. .