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La estrongiloidiasis es una enfermedad intestinal causada por el parásito. Strongyloides stercoralis, que provoca síntomas como diarrea, dolor abdominal y flatulencia. Sin embargo, existe una variante más grave y extendida de la enfermedad, que afecta al pulmón y la circulación, provocando fiebre superior a 38ºC, vómitos, tos y dificultad para respirar.
Este gusano infecta a las personas a través de la piel, en forma de larva, y se disemina por el cuerpo hasta llegar al intestino, donde crece y se reproduce. Para evitar esta enfermedad, se recomienda caminar por la calle y lavar bien los alimentos antes de comer, y el tratamiento se realiza con tabletas vermífugas, como Albendazol e Ivermectina.
Síntomas principales
Cuando el sistema inmunológico no está comprometido o cuando el número de parásitos es muy bajo, los síntomas generalmente no aparecen. Sin embargo, en algunos casos, especialmente cuando la cantidad de parásitos es muy grande, pueden aparecer algunos síntomas, como:
- Manchas rojizas en la piel, que aparecen cuando las larvas penetran en la piel o se mueven a través de ella;
- La diarrea, flatulencia, dolor abdominal, náuseas y falta de apetito surgen cuando los parásitos están en el estómago y el intestino;
- Tos seca, dificultad para respirar o ataques de asma, cuando la larva provoca inflamación en los pulmones a su paso por esta región.
Las personas con el sistema inmunológico comprometido, como las personas con sida o desnutridas, por ejemplo, a menudo desarrollan la forma diseminada de la enfermedad, que se manifiesta con fiebre superior a 38ºC, dolor severo en el vientre, diarrea persistente, vómitos, dificultad para respirar, tos con secreción o incluso sangre.
Además, como este parásito logra perforar la pared intestinal, es probable que las bacterias intestinales sean transportadas a otras partes del cuerpo, dando como resultado una infección generalizada, por ejemplo.
Ciclo vital Strongyloides stercoralis
Las larvas infecciosas del parásito, también llamadas larvas filarioides, están presentes en el suelo, especialmente en el suelo con arena y barro, y pueden penetrar el cuerpo a través de la piel, incluso si no hay herida. Luego se diseminan por el torrente sanguíneo hasta llegar a los pulmones. En esta región, las larvas se mezclan con el moco y las secreciones respiratorias y llegan al estómago y al intestino cuando se tragan estas secreciones.
En el intestino, los parásitos encuentran lugares propicios para crecer y reproducirse, donde alcanzan el tamaño de hasta 2,5 mm, y liberan huevos que dan lugar a nuevas larvas. La estrongiloidiasis es transmitida por personas, principalmente, pero también por perros y gatos, que liberan larvas al medio a través de las heces.
Otras formas de infección son la ingestión de agua y alimentos contaminados con larvas o heces de personas infectadas. El período entre la contaminación hasta la liberación de las larvas por las heces y la aparición de los síntomas puede variar entre 14 y 28 días.
¿Cómo es el diagnóstico y el tratamiento?
La estrongiloidiasis se diagnostica examinando las heces, identificando las larvas, pero para confirmar, a menudo puede ser necesario repetir el examen varias veces hasta que se encuentre el parásito.
El tratamiento se realiza con medicación antiparasitaria en comprimidos guiada por el médico de cabecera, como Tiabendazol, Albendazol o Nitazoxanida durante 3 a 5 días o ivermectina en dosis única. Para mejorar el efecto y eliminar todos los parásitos, lo ideal es repetir las dosis a los 10 días, ya que la persona puede volver a contraer la enfermedad con las larvas que salen por las heces.
Prevención de la estrongiloidiasis
La prevención de la estrongiloidiasis se puede realizar a través de medidas sencillas, como:
- No camine descalzo, especialmente en terrenos con arena y barro;
- Lave bien los alimentos antes de comer;
- Lávese las manos después de ir al baño;
- Trate la infección correctamente para evitar contraerla nuevamente.
Además, lavar la zona genital después de defecar es una buena forma de evitar que la larva vuelva a infectar el organismo o se lo transmita a otras personas.