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Los exámenes del primer trimestre de gestación deben realizarse hasta la semana 13 de gestación y tienen como objetivo evaluar la salud de la mujer y, así, comprobar si existe riesgo de que la madre transmita alguna enfermedad al bebé. Además, estas pruebas también ayudan a identificar malformaciones y verificar el riesgo de aborto espontáneo.
Es importante que estas pruebas se realicen de acuerdo con la recomendación del ginecólogo, ya que de esta forma se puede asegurar que el embarazo se produzca como se espera y se prevengan las complicaciones.
1. Examen ginecológico
El examen ginecológico se realiza desde la primera consulta prenatal y se realiza con el objetivo de valorar la región íntima de la mujer y, así, identificar signos de infección o inflamación en la región genital, razón por la cual algunas situaciones como candidiasis, inflamaciones vaginales y el cáncer de cuello uterino, por ejemplo, cuando no se identifica ni se trata, puede influir en el desarrollo del bebé.
2. Exámenes de rutina
En todas las visitas de seguimiento, el ginecólogo puede realizar algunas pruebas más generales para evaluar la salud de la mujer. Así, es común medir la presión arterial con el fin de evaluar el riesgo de eclampsia, que puede conducir a la anticipación del parto, además de evaluar también el peso de la mujer.
Otro examen de rutina que se suele realizar es para comprobar la altura uterina, en la que se mide la región abdominal para valorar el crecimiento del bebé.
3. Ultrasonido
El examen de ultrasonido que se realiza en el primer trimestre del embarazo es transvaginal, el cual se suele realizar entre la 8a y la 10a semana de gestación y sirve para verificar que el bebé está realmente en el útero y no en las trompas, consultar el momento del embarazo y Calcule la fecha prevista de entrega.
Esta ecografía también se puede realizar para controlar la frecuencia cardíaca del bebé y saber si son gemelos, por ejemplo. En la ecografía realizada a las 11 semanas es posible medir la translucidez nucal, lo cual es importante para evaluar el riesgo del bebé de tener alguna alteración genética como el síndrome de Down, por ejemplo.
4. Prueba de orina
La prueba de orina tipo 1, también llamada EAS, y la prueba de urocultivo suelen estar indicadas en el primer trimestre de embarazo, porque estas pruebas permiten comprobar si existe algún signo que indique una infección urinaria que pueda interferir con el desarrollo del bebé. Por lo tanto, si se ha identificado una infección, el ginecólogo puede recomendar un tratamiento con antibióticos. Vea cómo debe ser el tratamiento de la infección del tracto urinario durante el embarazo.
Vea el siguiente video para ver algunos consejos de alimentación para ayudar a combatir las infecciones del tracto urinario durante el embarazo:
4. Análisis de sangre
Su médico puede recomendarle algunos análisis de sangre en el primer trimestre del embarazo, que incluyen:
- FBC: se utiliza para detectar una infección o anemia.
- Tipo de sangre y factor Rh: Importante cuando el factor Rh de los padres es diferente, cuando uno es positivo y el otro es negativo.
- VDRL: Sirve para detectar la sífilis, una enfermedad de transmisión sexual que, si no se trata adecuadamente, puede provocar una malformación del bebé o un aborto espontáneo.
- VIH: Sirve para identificar el virus VIH que causa el SIDA. Si la madre recibe el tratamiento adecuado, las posibilidades de que el bebé se infecte son bajas.
- Hepatitis B y C: Sirve para diagnosticar las hepatitis B y C. Si la madre recibe el tratamiento adecuado, evita que el bebé se infecte con estos virus.
- Tiroides: Sirve para evaluar el funcionamiento de la tiroides, los niveles de TSH, T3 y T4, porque el hipertiroidismo puede conducir a un aborto espontáneo.
- Glucosa: se utiliza para diagnosticar o controlar el tratamiento de la diabetes gestacional.
- Toxoplasmosis: para comprobar si la madre ya ha tenido contacto con el protozoo Toxoplasma gondi, que puede provocar malformaciones en el bebé. Si no es inmune, debe recibir orientación para evitar la contaminación.
- Rubéola: se utiliza para diagnosticar si la madre tiene rubéola, ya que esta enfermedad puede provocar malformaciones en los ojos, corazón o cerebro del bebé y también aumenta el riesgo de aborto espontáneo y parto prematuro.
- Citomegalovirus o CMV: se utiliza para diagnosticar la infección por citomegalovirus que, cuando no se trata adecuadamente, puede causar retraso del crecimiento, microcefalia, ictericia o sordera congénita en el bebé.
Además, durante la atención prenatal, también se pueden realizar pruebas para identificar otras infecciones de transmisión sexual como la gonorrea y la clamidia, que se pueden diagnosticar examinando las secreciones vaginales o la orina. Si hay algún cambio en cualquiera de estas pruebas, el médico puede solicitar que se repita la prueba en el segundo trimestre del embarazo. Descubra qué pruebas están indicadas en el segundo trimestre del embarazo.