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La hepatitis C es una inflamación del hígado causada por el virus de la hepatitis C, VHC, que se transmite principalmente al compartir jeringas y agujas para uso de drogas, cuidado personal, hacer tatuajes o perforaciones.La infección por VHC puede provocar manifestaciones clínicas tanto agudas como crónicas. Por tanto, las personas infectadas con este virus pueden no presentar síntomas durante años o síntomas de progresión de la enfermedad, como ojos y piel amarillos, que indican que el hígado está más comprometido.
La hepatitis C rara vez se cura por sí sola, por lo que siempre se recomienda el tratamiento con medicamentos. Aunque no existe una vacuna contra la hepatitis C, la transmisión de la enfermedad se puede evitar mediante el uso de condones (condones) en todas las relaciones sexuales y evitando compartir agujas y jeringas.
Los síntomas de la hepatitis C
La mayoría de las personas infectadas con el VHC no presentan síntomas y son portadoras del virus sin su conocimiento. Sin embargo, alrededor del 30% de los portadores del VHC pueden tener síntomas que pueden confundirse con los de otras enfermedades, como fiebre, náuseas, vómitos y falta de apetito, por ejemplo. A pesar de esto, unos 45 días después de la infección por el virus, pueden aparecer síntomas más específicos, como:
- Dolor abdominal, dolor en músculos y articulaciones;
- Orina oscura y heces claras;
- Color amarillento de la piel y los ojos.
Si se nota alguno de los síntomas, es importante acudir al médico para que haga el diagnóstico e inicie el tratamiento lo antes posible, evitando futuras complicaciones. El diagnóstico se realiza mediante pruebas serológicas para identificar el virus en la sangre, además de solicitar la medición de las enzimas hepáticas que indican inflamación en el hígado cuando se encuentran alteradas.
Obtenga más información sobre los síntomas de la hepatitis C.
Cómo ocurre la transmisión
La transmisión del virus del VHC se produce a través del contacto con sangre o secreciones contaminadas con el virus, como el semen o las secreciones vaginales con una persona que tiene varias parejas sexuales, durante el contacto íntimo sin condón.
La hepatitis C también se puede transmitir al compartir agujas y jeringas, algo común en los usuarios de drogas inyectables, al hacer perforaciones y tatuajes con material contaminado, y al compartir cuchillas de afeitar, cepillos de dientes o herramientas de manicura o pedicura.
Otra forma de contaminación es la transfusión de sangre realizada antes de 1993, cuando aún no se podía analizar la sangre contra la hepatitis C, por lo tanto, todas las personas que recibieron sangre antes de ese año, deben hacerse la prueba porque pueden estar contaminadas.
Aunque las posibilidades de contaminación del bebé durante el embarazo son muy pequeñas, puede haber contaminación durante el parto.
Cómo prevenir la hepatitis C
La prevención se puede realizar mediante medidas simples como:
- Use condón en todo contacto íntimo;
- No comparta jeringas, agujas ni navajas que puedan cortar la piel;
- Requerir material desechable al realizar perforaciones, tatuajes, acupuntura y al ir a manicura o pedicura;
Como todavía no existe una vacuna para la hepatitis C, la única forma de prevenir la enfermedad es evitar sus formas de transmisión.
Tratamiento de la hepatitis C
El tratamiento de la hepatitis C debe ser guiado por un hepatólogo o por enfermedad infecciosa y consiste en tomar medicamentos como el interferón asociado con la ribavirina, sin embargo estos tienen efectos secundarios graves que pueden dificultar el tratamiento. Obtenga más información sobre el tratamiento de la hepatitis.
Además, la alimentación es muy importante y ayuda a mantener sano el hígado, evitando complicaciones de la hepatitis C, como la cirrosis. Vea en el video a continuación algunos consejos sobre cómo comer en caso de hepatitis: