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La embolia pulmonar es una afección grave, también conocida como trombosis pulmonar, que surge cuando un coágulo obstruye uno de los vasos que transportan sangre al pulmón, lo que hace que el oxígeno no llegue a los tejidos de la parte afectada del pulmón.
Cuando ocurre una embolia pulmonar, es común que la persona experimente dificultad para respirar, acompañada de otros síntomas, como tos y dolor severo en el pecho, especialmente al respirar.
Dado que la embolia es una situación grave, siempre que haya sospecha es muy importante acudir rápidamente al hospital para valorar el caso e iniciar el tratamiento más adecuado, que suele incluir el uso de anticoagulantes directamente en vena, oxigenoterapia y, en casos más grave, cirugía.
9 síntomas principales
Para identificar un caso de embolia pulmonar, se deben conocer algunos síntomas como:
- Sensación repentina de dificultad para respirar;
- Dolor de pecho que empeora al respirar profundamente, toser o comer;
- Tos constante que puede contener sangre;
- Hinchazón de las piernas o dolor al mover las piernas;
- Piel pálida, fría y azulada;
- Sensación de desmayo o desmayo;
- Confusión mental, especialmente en los ancianos;
- Latidos cardíacos rápidos y / o irregulares;
- Mareos que no mejoran.
Si tienes más de uno de estos síntomas, es recomendable acudir a urgencias o llamar de inmediato a una ambulancia para confirmar el diagnóstico y recibir el tratamiento adecuado, que, de no realizarse rápidamente, puede provocar graves secuelas e incluso la muerte.
Cómo confirmar el diagnóstico
Los síntomas de la embolia pulmonar pueden confundirse con un problema cardíaco, por lo que el médico suele utilizar pruebas de diagnóstico como análisis de sangre, electrocardiograma (ECG), radiografía de tórax, tomografía computarizada o angiografía pulmonar para confirmar las sospechas y iniciar el tratamiento.
¿Qué puede causar una embolia?
Aunque la embolia pulmonar le puede pasar a cualquier persona, es más frecuente por algunas causas, como:
1. Falta de actividad física
Cuando permanece en la misma posición durante mucho tiempo, como acostado o sentado, la sangre comienza a acumularse más en un lugar del cuerpo, generalmente en las piernas. La mayoría de las veces, esta acumulación de sangre no causa ningún problema porque cuando la persona se levanta, la sangre circula con normalidad.
Sin embargo, las personas que se acuestan durante varios días o se sientan, como después de una cirugía o debido a una enfermedad grave como un accidente cerebrovascular, por ejemplo, tienen un mayor riesgo de que la sangre acumulada comience a formar coágulos. Estos coágulos se pueden transportar a través del torrente sanguíneo hasta que bloquean un vaso pulmonar y provocan una embolia.
Qué hacer: Para evitar este riesgo, debes ejercitarte con todos los miembros del cuerpo todos los días y cambiar de posición cada 2 horas, como mínimo. A las personas postradas en cama que no puedan moverse por sí mismas, se les puede recomendar el uso de anticoagulantes y deben ser movidos por otra persona, realizando ejercicios como los indicados en esta lista.
2. Cirugías
Además del período posoperatorio de una cirugía para disminuir el nivel de actividad física y aumentar el riesgo de coágulos, la cirugía en sí misma también puede provocar una embolia pulmonar. Esto se debe a que durante la cirugía existen varias lesiones en las venas que pueden dificultar el paso de la sangre y provocar un coágulo que puede ser transportado a los pulmones.
Qué hacer: Es importante cumplir con todo el postoperatorio en el hospital para mantener una observación continua por parte del médico que puede actuar en cuanto aparezcan los primeros signos de problemas. En casa, se recomienda utilizar los remedios indicados por el médico, especialmente anticoagulantes, como Warfarina o Aspirina.
3. Trombosis venosa profunda
Las personas que sufren de trombosis venosa profunda (TVP) tienen un alto riesgo de desarrollar coágulos que pueden ser transportados a otros órganos, como el cerebro y los pulmones, provocando complicaciones graves como embolias o accidentes cerebrovasculares.
Qué hacer: Para evitar complicaciones se debe seguir el tratamiento indicado por el médico, que suele incluir el uso de anticoagulantes. Vea cómo se trata la trombosis venosa profunda.
4. Viajes en avión
Realizar cualquier viaje de más de 4 horas, ya sea en avión, coche o barco, por ejemplo, aumenta el riesgo de tener un coágulo debido a que pasas mucho tiempo en la misma posición. Sin embargo, en el avión, este riesgo puede aumentar debido a las diferencias de presión que pueden hacer que la sangre sea más viscosa, aumentando la facilidad para formar coágulos.
Qué hacer: en viajes largos, como los de avión, es recomendable levantar o mover las piernas al menos cada 2 horas.
5. Fracturas
Las fracturas son una de las principales causas de embolia pulmonar porque cuando un hueso se rompe, puede causar daño a varios vasos sanguíneos, además del tiempo que toma descansar para que la fractura sane. Estas lesiones no solo pueden conducir a la formación de coágulos, sino también a la entrada de aire o grasa al torrente sanguíneo, aumentando el riesgo de tener una embolia.
Qué hacer: Evite actividades peligrosas, como escalar, y mantenga la protección adecuada en deportes de alto impacto para intentar evitar una fractura. Después de la cirugía para corregir la fractura, la persona debe intentar moverse, según las instrucciones del médico o fisioterapeuta.
Quién tiene mayor riesgo de embolia
Aunque la embolia pulmonar puede ocurrir en cualquiera de las situaciones anteriores, es más común en personas con factores de riesgo como:
- Edad mayor de 60 años;
- Historia previa de coágulos de sangre;
- Obesidad o sobrepeso;
- Ser fumador;
- Historia de enfermedad cardíaca o vascular;
- Use una pastilla o realice tratamientos de reemplazo hormonal.
La embolia pulmonar es una condición poco común, incluso en personas que toman la píldora anticonceptiva, sin embargo, es importante saber qué signos pueden indicar este problema.
Como se hace el tratamiento
El tratamiento de la embolia pulmonar incluye la administración de oxígeno a la persona a través de una máscara, medicamentos a través de la vena para deshacer el émbolo, como heparina, que disolverá el coágulo de sangre que impide el paso de la sangre y analgésicos.
Por lo general, el tratamiento de la embolia pulmonar requiere una hospitalización que puede durar algunas semanas o meses. La cirugía para extirpar el trombo puede estar indicada en los casos más graves o cuando la obstrucción del flujo sanguíneo ocurre debido a un objeto extraño o trozo de hueso, por ejemplo.
Obtenga más información sobre cómo se trata la embolia pulmonar.