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La hipertensión portal es el aumento de presión en el sistema venoso que lleva sangre de los órganos abdominales al hígado, lo que puede derivar en complicaciones como varices esofágicas, hemorragia, agrandamiento del bazo y ascitis, que consiste en hinchazón abdominal.
Habitualmente, este tipo de hipertensión se da cuando ya existe una lesión o enfermedad en el hígado, como cirrosis o esquistosomiasis, por ejemplo y, por tanto, es más común en pacientes hepáticos.
Para reducir la presión en los vasos hepáticos es necesario tratar e intentar curar el problema hepático, sin embargo, si no es posible, el médico puede prescribir medicamentos para intentar regular la presión y, en los casos más severos, incluso puede aconsejar una cirugía, por ejemplo.
Síntomas principales
No siempre es posible identificar síntomas en un caso de hipertensión portal, sin embargo, las personas que tienen una enfermedad hepática que puede resultar en cirrosis tienen un alto riesgo de desarrollar esta condición.
En los casos en los que es posible identificar algún signo de hipertensión portal, los síntomas más comunes incluyen:
- Vientre hinchado;
- Varices esofágicas;
- Vómitos con sangre;
- Heces fecales muy oscuras y fétidas;
- Pies y piernas hinchados;
- Hemorroides.
En los casos más graves, puede producirse confusión mental e incluso desmayos, provocados por la llegada de toxinas al cerebro. Pero esta complicación puede ocurrir en cualquier caso de enfermedad hepática grave, ya que el órgano ya no es capaz de filtrar la sangre de forma adecuada, por lo que no necesita estar relacionado únicamente con la hipertensión portal.
También es común que las personas que tienen hipertensión portal experimenten ictericia, que es cuando la piel y los ojos se vuelven amarillos, pero este signo aparece como una secuela de la enfermedad hepática.
Cómo confirmar el diagnóstico
En la mayoría de los casos, el hepatólogo puede identificar un caso de hipertensión arterial cuando la persona tiene antecedentes de enfermedad hepática y síntomas como vientre hinchado, venas dilatadas y hemorroides, por ejemplo.
Sin embargo, varias pruebas de laboratorio, como endoscopia, ecografía o análisis de sangre, también pueden ser necesarias para confirmar el diagnóstico, especialmente cuando no hay síntomas evidentes de hipertensión portal.
¿Qué causa la hipertensión portal?
La hipertensión portal surge cuando existe un obstáculo para la circulación sanguínea en las venas del hígado. Por este motivo, la causa más frecuente es la cirrosis, una afección en la que aparecen cicatrices en el tejido hepático, que dificultan no solo el funcionamiento del órgano, sino también la circulación de la sangre.
Sin embargo, existen otras causas menos comunes, como:
- Trombosis en las venas del bazo o del hígado;
- Esquistosomiasis;
- Fibrosis hepática.
Además, los cambios cardíacos que impiden la circulación sanguínea normal después del hígado también pueden provocar hipertensión. En estos casos, los problemas más comunes son insuficiencia cardíaca derecha, pericarditis constrictiva o síndrome de Budd-Chiari.
Como se hace el tratamiento
La mayoría de los casos de hipertensión portal no tienen cura, ya que tampoco es posible curar la enfermedad subyacente. Sin embargo, es posible controlar los síntomas y prevenir la aparición de complicaciones. Para ello, los principales tipos de tratamiento utilizados incluyen:
- Medicamentos para la presión arterial alta, como nadolol o propranolol: disminuyen la presión en los vasos sanguíneos y, por lo tanto, reducen el riesgo de ruptura de varices esofágicas o hemorroides;
- Remedios laxantes, principalmente lactulosa: que ayudan a eliminar el exceso de amoniaco y toxinas que se acumulan en el organismo, ayudando a combatir la confusión;
- Terapia endoscópica: se utiliza principalmente para tratar las varices esofágicas y evitar su rotura.
- Cirugía: se puede realizar para desviar parte de la circulación sanguínea del hígado y, así, reducir la presión en el sistema portal, o bien, realizar un trasplante de hígado, por ejemplo.
Además, se recomienda la restricción de sal y el uso de diuréticos, como furosemida, para controlar la ascitis y prevenir complicaciones renales.
También es importante que la persona con hipertensión portal tenga algunos cuidados diarios para controlar la enfermedad hepática y prevenir el empeoramiento de la hipertensión y otras complicaciones. Por ello, se recomienda evitar el consumo de bebidas alcohólicas y apostar por una dieta baja en grasas. Obtenga más información sobre qué cuidar cuando tiene una enfermedad hepática.