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La rosácea es una enfermedad de la piel que provoca enrojecimiento en el rostro, especialmente en las mejillas, pero que también puede afectar a los ojos, llamándose rosácea ocular. Aún no se conoce la causa de la rosácea, sin embargo la aparición de síntomas puede ser provocada por cambios ambientales, como el exceso de calor, o pueden estar relacionados con el sistema emocional, como la ansiedad y el nerviosismo, por ejemplo.
La rosácea es más común en mujeres de piel clara, entre 30 y 60 años, y que parecen ser rosadas cuando se avergüenzan o practican ejercicios físicos.
En la rosácea existe una alteración en los pequeños vasos sanguíneos del rostro, y por tanto esta alteración no tiene cura definitiva, pero se puede reducir el enrojecimiento del rostro y los ojos con unos simples cuidados. Un buen consejo para reducir el enrojecimiento del rostro es lavarse el rostro con agua fría durante unos minutos.
Síntomas principales
Los signos y síntomas de la rosácea pueden aparecer en la frente, la nariz, las mejillas y, en algunos casos, las orejas. Los síntomas más frecuentes son:
- Enrojecimiento y sensación de calor en la piel;
- Aumento de la sensibilidad de la piel;
- Presencia de pequeñas arañas vasculares en la cara;
- Edema facial;
- Lesiones papulopustulosas, que son lesiones elevadas en la piel que pueden contener pus;
- Aumento de tamaño de las glándulas sebáceas, que caracteriza a la fima, siendo más común la rinofima;
- Piel más seca.
La piel de la persona con rosácea es muy sensible incluso a algunos jabones, por lo que se debe acudir al dermatólogo para que haga el diagnóstico y le indique el mejor tipo de jabón, así como medicamentos en caso de signos de inflamación o infección.
Algunas situaciones que favorecen la rosácea son la exposición prolongada al sol, el consumo excesivo de bebidas alcohólicas y calientes, el estrés, las infecciones fúngicas o bacterianas y las comidas picantes.
Tratamiento de rosácea
El tratamiento para la rosácea está indicado por el dermatólogo y se puede realizar con la aplicación de cremas o soluciones en las regiones afectadas o con el uso de antibióticos o antiinflamatorios, según su causa. Generalmente el paciente con rosácea solo puede tener cuidados simples como usar siempre un jabón hidratante o neutro e hidratar la piel con crema o loción para pieles sensibles para controlar el enrojecimiento de la piel. Obtenga más información sobre el tratamiento de la rosácea.
No existe cura para la rosácea, pero sí tratamiento y control. Existen algunas opciones caseras para tratar la rosácea, como el aloe vera y el agua de rosas.
Tipos de rosácea
La rosácea tiene cuatro formas clínicas, que son:
- Rosácea eritema-telangiectásica: este tipo de rosácea se caracteriza por la presencia de enrojecimiento prolongado y recurrente en la nariz y mejillas, además de la presencia de telangiectasias, que son pequeños vasos. La piel suele ser muy sensible tras el uso de perfumes, cosméticos y protector solar en el rostro;
- Rosácea papulopustulosa: aparecen pápulas y pústulas, que son elevaciones en la piel, de consistencia sólida y que están formadas por pus;
- Rosácea fimatosa: se caracteriza por la hiperplasia de las glándulas sebáceas, que conduce a la aparición de masas o bultos en las orejas, mejillas y, más frecuentemente, en la nariz, llamándose rinofima;
- Rosácea ocular: es la forma clínica más común de rosácea y se presenta en aproximadamente el 50% de las personas a las que se les diagnostica esta enfermedad. Se caracteriza por la sensación de sequedad, enrojecimiento y dolor en los ojos. Obtenga más información sobre la rosácea ocular.
Además de las cuatro formas clínicas de rosácea, aún existen tres variantes, que son granulomatosas, conglobadas y fulminantes, que es la forma más grave de rosácea, que progresa en pocos días y en la que se elimina el líquido purulento.
Cómo se hace el diagnóstico
El diagnóstico de rosácea lo realiza el dermatólogo basándose en la observación de los signos y síntomas del paciente. Sin embargo, se pueden solicitar pruebas adicionales para eliminar otras posibles enfermedades, como leucemia, lupus eritematoso sistémico, tiña y acné rosácea.