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Después de sufrir un accidente cerebrovascular, la persona puede tener varias secuelas leves o graves, según la región del cerebro afectada, así como el tiempo que esa región estuvo sin recibir sangre. La secuela más común es la pérdida de fuerza, que puede terminar provocando dificultad para caminar o hablar, que son consecuencias que pueden ser pasajeras o permanecer de por vida.
Para reducir las limitaciones provocadas por el ictus, puede ser necesario someterse a fisioterapia, logopedia y estimulación cognitiva con la ayuda de un fisioterapeuta, logopeda o enfermero para ganar más autonomía y recuperarse, ya que inicialmente la persona puede ser mucho más dependiente de otra para realizar las tareas del día a día, como bañarse o comer.
La siguiente es una lista de las secuelas más comunes en personas que han sufrido un derrame cerebral:
1. Dificultad para mover el cuerpo
La dificultad para caminar, acostarse o sentarse se produce debido a la pérdida de fuerza, músculo y equilibrio de un lado del cuerpo, con el brazo y la pierna de un lado del cuerpo paralizados, situación conocida como hemiplejía.
Además, la sensibilidad del brazo o la pierna afectados también puede disminuir, aumentando el riesgo de que la persona se caiga y se lesione.
2. Cambios en la cara
Después de un derrame cerebral, la cara puede volverse asimétrica, con la boca torcida, la frente sin arrugas y los ojos caídos en un solo lado de la cara.
Algunas personas también pueden tener dificultad para tragar alimentos, ya sean sólidos o líquidos, lo que se conoce como disfagia, lo que aumenta el riesgo de asfixia. Por tanto, es necesario adaptar la comida a la capacidad de cada persona para comer, preparando pequeños alimentos blandos o utilizando espesantes para mejorar la consistencia de las comidas. Además, la persona puede ver y oír peor desde el lado que tiene los cambios.
3. Dificultad para hablar
A muchas personas les resulta difícil hablar, tener un tono de voz muy bajo, no poder decir algunas palabras por completo o incluso perder completamente la capacidad de hablar, lo que dificulta la interacción con familiares y amigos.
En estos casos, si la persona sabe escribir, se puede dar preferencia a la comunicación escrita. Además, muchas personas acaban desarrollando el lenguaje de señas para poder comunicarse con los más cercanos.
4. Incontinencia urinaria y fecal
La incontinencia urinaria y fecal es frecuente, ya que la persona puede perder la sensibilidad para identificar cuando le apetece ir al baño, y se recomienda llevar pañal para estar más cómoda.
5. Confusión y pérdida de memoria
La confusión después de un accidente cerebrovascular también es una secuela relativamente frecuente. Esta confusión incluye comportamientos como tener dificultad para comprender órdenes simples o reconocer objetos familiares, sin saber para qué sirven ni cómo se usan.
Además, dependiendo de la región del cerebro afectada, algunas personas también pueden sufrir pérdida de memoria, lo que acaba dificultando la capacidad de la persona para orientarse en el tiempo y el espacio.
6. Depresión y sentimientos de rebelión
Las personas que han tenido un ictus tienen un mayor riesgo de desarrollar depresión severa, que puede ser causada por algún cambio hormonal influenciado por el daño cerebral, pero también por la dificultad de vivir con las limitaciones impuestas por el ictus.
¿Cómo es la recuperación después de un accidente cerebrovascular?
Para reducir las limitaciones que ocasiona el ictus y recuperar algún daño causado por la enfermedad, es fundamental tratar con un equipo multidisciplinar, incluso después del alta hospitalaria. Algunas terapias que se pueden utilizar son:
- Sesiones de fisioterapia con fisioterapeuta especializado para ayudar al paciente a recuperar el equilibrio, la forma y el tono muscular, pudiendo caminar, sentarse y acostarse solo.
- Estimulación cognitiva con terapeutas ocupacionales y enfermeras que realizan juegos y actividades para reducir la confusión y el comportamiento inapropiado;
- Terapia del habla con logopedas para recuperar la capacidad de expresarse.
El tratamiento debe iniciarse lo antes posible mientras aún se encuentra en el hospital y mantenerse en clínicas de rehabilitación o en casa, y debe realizarse a diario para que la persona pueda recuperar una mayor independencia y una mayor calidad de vida.
La duración de la estancia en el hospital depende de la gravedad del accidente cerebrovascular, sin embargo, en la mayoría de los casos, es al menos una semana en el hospital y se puede mantener durante otro mes en una clínica de rehabilitación. Además, en casa es necesario seguir haciendo el tratamiento para paliar las consecuencias a largo plazo.