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El término monocitosis se refiere a un aumento en la cantidad de monocitos que circulan en la sangre, es decir, cuando se identifican más de 1000 monocitos por µL de sangre. Los valores de referencia de monocitos en sangre pueden variar según el laboratorio, sin embargo, la cantidad de monocitos entre 100 y 1000 por µL de sangre normalmente se considera normal.
Los monocitos son glóbulos producidos en la médula ósea y que forman parte del sistema inmunológico, siendo los encargados de la defensa del organismo. Por lo tanto, la cantidad de monocitos en la sangre puede aumentar como resultado de un proceso inflamatorio e infeccioso, y la monocitosis se puede observar principalmente en la tuberculosis, en el proceso de recuperación de infecciones y en la endocarditis. Obtenga más información sobre los monocitos.
Principales causas de monocitosis
La monocitosis se identifica mediante el hemograma, por lo que es necesario recolectar una pequeña cantidad de sangre que se envía al laboratorio para su análisis. El resultado se libera en una parte específica de la imagen sanguínea denominada leucograma, donde se puede encontrar toda la información relacionada con las células responsables de la defensa del organismo.
La mayoría de las veces, la monocitosis se acompaña de otros cambios en el recuento sanguíneo y otras pruebas que pueden haber sido ordenadas por el médico, además de que el paciente suele presentar síntomas relacionados con la causa del cambio. Cuando la monocitosis se produce de forma aislada y sin síntomas, se recomienda repetir el hemograma para comprobar si se ha regularizado el número de monocitos o si es necesario realizar más investigaciones.
Las principales causas de la monocitosis son:
1. Tuberculosis
La tuberculosis es una enfermedad infecciosa causada por Tuberculosis micobacteriana, conocido popularmente como Bacilo de Koch, una bacteria que permanece en el sistema respiratorio, provocando afectación pulmonar y dando lugar a la aparición de algunos signos y síntomas, como tos persistente, dolor torácico, dificultad para respirar, sudoración nocturna y producción de esputo verdoso. o amarillento.
Además de la monocitosis, el médico puede comprobar otros cambios en el recuento sanguíneo y las pruebas bioquímicas.Además, ante la sospecha de tuberculosis según los signos y síntomas que presente la persona, se puede solicitar un examen microbiológico del esputo o una prueba de tuberculina, también llamada prueba PPD, que tiene como objetivo comprobar la presencia de la bacteria en el organismo. Comprenda qué es el examen PPD y cómo se realiza.
Qué hacer: Ante cualquier signo o síntoma de tuberculosis, es importante acudir al médico de cabecera, neumólogo o enfermedad infecciosa para que se soliciten las pruebas, se indique el diagnóstico y se establezca el tratamiento, que se realiza con antibióticos. Es importante que el tratamiento se realice exactamente según las recomendaciones del médico, incluso si los síntomas mejoran. Esto se debe a que si se interrumpe el tratamiento, es posible que la bacteria vuelva a proliferar y adquiera resistencias, dificultando el tratamiento y pudiendo traer complicaciones a la persona.
2. Endocarditis bacteriana
La endocarditis bacteriana es una situación en la que las estructuras internas del corazón se ven comprometidas por bacterias, que llegan a este órgano a través del torrente sanguíneo, dando lugar a la aparición de signos y síntomas como fiebre alta, dolor de pecho, dificultad para respirar y tos. por ejemplo.
Este tipo de endocarditis es más común en personas que usan medicamentos por vía intravenosa, ya que las bacterias presentes en la piel pueden ingresar al torrente sanguíneo directamente cuando se aplica el medicamento.
Además de los cambios en el recuento sanguíneo, el médico también puede verificar los cambios en otros exámenes de laboratorio, microbiológicos y cardíacos, como la ecografía del corazón y el ecograma. Conozca otras pruebas que evalúan el corazón.
Qué hacer: En estos casos es importante prestar atención a la aparición de signos indicativos de endocarditis y acudir al hospital en cuanto aparecen, ya que las bacterias responsables de la enfermedad pueden propagarse rápidamente y llegar a otros órganos además del corazón, complicando aún más el cuadro clínico del paciente. paciente.
3. Recuperación de infecciones
Es común que en el período de recuperación de infecciones se presente un aumento en el número de monocitos, ya que esto es indicativo de que el organismo está reaccionando contra el agente infeccioso y aumentando la línea de defensa, permitiendo una eliminación más rápida y efectiva del microorganismo.
Además del número de monocitos, también es posible observar un aumento en el número de linfocitos y neutrófilos.
Qué hacer: Si a la persona se le ha diagnosticado una infección, el aumento en la cantidad de monocitos generalmente representa solo la recuperación del paciente y del sistema inmunológico. En tales casos, no es necesaria ninguna otra actitud, y el médico solo puede solicitar otro hemograma después de unas semanas para verificar si el número de monocitos se ha normalizado.
4. Artritis reumatoide
La artritis reumatoide es también una enfermedad en la que se puede producir la monocitosis, porque es una enfermedad autoinmune, es decir, las células del sistema inmunológico atacan a otras células del cuerpo. Por lo tanto, siempre hay producción de células inmunes, incluidos los monocitos.
Esta enfermedad se caracteriza por la afectación de las articulaciones, que están dolorosas, hinchadas y rígidas, teniendo dificultad para moverlas durante al menos 1 hora después de despertar.
Qué hacer: El tratamiento de la artritis reumatoide se realiza principalmente con fisioterapia para rehabilitar la articulación afectada, prevenir complicaciones y aliviar el dolor. Además, los reumatólogos pueden recomendar el uso de medicamentos y una alimentación adecuada, lo que debe hacerse bajo la guía de un nutricionista. Comprenda cómo se realiza el tratamiento para la artritis reumatoide.
5. Cambios hematológicos
La monocitosis también puede estar presente en trastornos sanguíneos, como anemia, linfomas y leucemia. Como la monocitosis puede estar relacionada con situaciones leves y graves, es importante que la evaluación del resultado la realice el médico junto con el análisis de los demás parámetros del hemograma, además de la lectura del portaobjetos.
Qué hacer: La monocitosis relacionada con problemas sanguíneos suele llevar a la aparición de síntomas según la causa. Por tanto, se recomienda informar al médico de cabecera o al hematólogo de cualquier signo o síntoma que se presente, ya que esto se tiene en cuenta a la hora de analizar el hemograma. Según la valoración del médico, es posible realizar el diagnóstico e iniciar el tratamiento adecuado.